¿Qué es eso que escucho?
No son campanas ni es el sonido de la televisión, es algo aún mejor: es el canto de los grillos, las melodías del río, los árboles hablando, es la luna jugando con las estrellas.
Las noches, los días, es tan difícil escoger cuál es más bello...
No importa que sea luna nueva, las estrellas brillan más.
No importa que llueva, las plantas crecen más.
No importa que esté nublado, así podemos encontrarles distintas figuras a las nubes.
Es hermoso ver como el jardín florece y el Sol las cubre.
Es hermoso observar las luciérnagas danzar cuando estamos sin corriente eléctrica.
Quizás nunca nos detenemos a pensar cómo vive la Naturaleza.
Quizás nunca nos detenemos a simplemente escuchar el ambiente, a oler una flor, a admirar una mariposa, a cantar con un ave.
Quizás preferimos escuchar radio y leer revistas de moda comiendo comida chatarra en medio de una presa en la ciudad...
Nuestra ciudad, nuestros pueblos, en ellos estamos encerrados, vivimos en una selva de cemento, si seguimos así, ni el olor a rosas del jardín vamos a poder contemplar.
No es cuestión de palabras, es cuestión de actuar. Recapacitar lo que podemos hacer para ayudar al Mundo, a la Tierra. Nuestra gran y hermosa isla. Ella esconde muchos secretos, mucha magia, salud, sabiduría. En ella se reflejan todos los colores existentes, en ella se esconden miles de historias. Lo místico de su creación, el misterio de la vida, de la muerte, nuestra Madre, ella es nuestra opción, nuestra respuesta.
¿Qué es lo que le hacemos? Ella no merece vivir así, ella tiene poder, ella no es un avión de papel, ella es vuelo, ella es árbol, pero no máquina.
Escuchemos, sintamos.
Huela, huela los distintos aromas, saboree el alimento que ella nos brinda.
Esto no es cuestión de palabras, es cuestión de actuar, de dar gracias.
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