26 oct 2009

Sal en la sangre

Desaparecer paulatinamente en una luna bella y creciente,
que no se ve,
pero se siente.

Me encontraba caminando y un niño con alas me tiró una bola en los pies,
descubrí que era un sobre arrugado...
Era una invitación a mi propia muerte.
Sólo porque preferí morir que aguantarme el dolor de intestinos nocturno...

Mis sueños comenzaron como un reloj de arena demente,
ahora se volvieron pesados,
pesadilla tras pesadilla;
ganas de vomitar,
dolores de estómago,
vértigo...
Sueño que no soy yo, y me odio.

Tras un suspiro de aire verde vuelve la paz a mis pulmones
y quinientos mil orgasmos vuelan por la mente, por el cuerpo.
Podría escribir un libro sobre el Tantra.

Dormir como un bebé; jugar a los dados y asistir de nuevo al circo.
Dejar el medio de comunicación tirado
y palpar la sangre que vierte de la mano.
Jugo de limón + tequila para evitar contagios y generar cicatrización.

Piel caliente y música en la ciudad...
Pero aquí todo desaparece paulatinamente.

1 oct 2009

Viaje a la luna

Mis más profundos deseos son inalcanzables aquí en la Tierra, estoy bajo una capa de depresión, tiene mucha fuerza y me empuja hacia abajo, pero mi alma lucha, lucha y lucha por salir hacia arriba, sobrepasar ese límite que está encima de mí y quiere expulsarse con un solo destino: ¡respirar!

Está harta mi alma de este jardín de infraestructuras en que se ve obligada a estar, ¿por qué no dedicarse a la verdadera vida envuelta en placeres? Ese lugar donde las flores crecen como enredaderas por los pies y los árboles brillan hasta en la oscuridad, no hay ni una sola línea recta en este paisaje y sólo se centra la persona en concentrarse por cumplir con sus necesidades básicas…

Por eso visualizar lo que sería dejar que mi alma vuele, es maravilloso y digno de personalizar sobre algún pasto, nada más sangrante que mi cuerpo solitario y unido.

Siento un fuerte movimiento en el piso de abajo, siento presión bajo mis pies, del piso de madera salen pequeños signos de vapor a temperatura ambiente. Siento que ese vapor se vuelve como un tornado que sube por mis pies, me llenan de frío todas mis venas, recorren por mi corazón agitado y comienza el frío a apoderarse de mis caderas, de mi pecho, mis hombros, mi cuello, mis brazos, dedos y PUM…

Todo está oscuro, el viento no me deja escuchar nada más que música en mi interior, es como si quisiera ver lo que está a mi alrededor pero es imposible, ese tipo de tareas sería como ‘echarle agua al mar’.

Mi visión se vuelve más surreal y siento un fuerte palpitar desde las uñas hasta mis pupilas dilatadas por el juego de rayos de luz y oscuridad que hay en este lugar. Noto que me encuentro sentada y prosigo a ponerme de pie y el suelo es rocoso. Estoy en la luna, sí, eso pensé… Wow

Tengo tantas ganas de ir a la luna y esperar a que pase una tormenta de polvo lunar y me lleve donde sea dando vueltas, nada más eso quiero.

Sigo sentada, en oscuridad, mis caderas me duelen y mis ojos están cansados. Hay un constante ruido, bueno, no es ruido pero se siente como si lo fuera, aunque es tan placentero… es ese sonido mental que aparece cada cierto tiempo, que no sé ni dónde está su comienzo, ni dónde está su fin, sólo está.

Toco el suelo rocoso con mis manos y trato de escuchar mi corazón, no puedo, sólo estoy, estoy.

Mi vista no da a más, no hay un más allá; es como si mi único verdadero sentido fuese el del oído; pero a ratos pienso que sólo debo dedicarme a sentir, esa rosa entre las piernas y esa apertura en el corazón que no se cose, se cura sola… sentir bajo todo sentido es mejor que sólo pensar en mis oídos, pero ahorita es imposible visualizar lo que mi alma desea, porque la oscuridad es mayor que los sueños. Mi alma desea salir, desea subir esa chimenea… El aire, el aire vuelve a ponerse brusco, siento piedras bajo mis manos, tocan mi herida y me duele, me duele más de lo normal… Voces, bulla, gritos, ¿qué? No, no es nada de eso, es simplemente su música mental… Guiando el camino.

Vueltas, siento que doy vueltas y las piedras en mis manos se van soltando, los pies me pican y me doy cuenta que me estoy poniendo de pie y puedo comenzar a ver luz, mucha luz que se aproxima por un límite del horizonte… Ahora se convirtió como en una brisa que me calienta el espíritu.

Ahora sí, me asusto por lo que veo, un planeta bajo mis pies, un sol brillantísimo sobre mis hombros y yo aquí sentada sobre una esquina de nada, estoy en la curva del precipicio y me encuentro en un nuevo lugar, me encuentro en la luna y puedo sentir el polvo lunar que me atraviesa las arterias expulsando toda grasa que impide que mi respiración no sea adecuada. Es como si el aire me hubiera entrado hasta los codos y me deje fluir bajo este sentimiento lunar.

Se aproxima un ciclón y me doy cuenta que es una tormenta galáctica color rosa, viene dando fuertes crujidos de amistad y quedo boquiabierta con el frío de su abrazo que me centra en su alma, viendo arriba más allá de la diferencia. Quedo como un feto en el vientre de su madre, segura e impresionada, observando con el dedo en mi boca y apenas percibiendo que conozco lo que está pasando.

De repente el color de la nube en que estoy cambia drásticamente de color, pasa a un azul tan fuerte que me quemó la vista unos segundos y comencé a dar vueltas, sólo vueltas, nada más que vueltas dentro de una tormenta galáctica… Hay un ruido en mis oídos y el dolor de espalda vuelve, estoy yéndome sobre los bordes de la tormenta y el viento me sostiene, doy vueltas sobre diferentes puntos de colores, luces que atraviesan mi mente, me llenaron el alma de una energía fugaz que estallaron en mi frente y un ojo saliente se esconde de lo ardiente de mi interior, mis ojos se abren tanto que mi cabeza comienza a soltar una luz amarilla que penetra todo hoyo negro; mi boca se abre como una persona en un viajesote por un tobogán complejo, el resto de mi cara se vuelve morada y penetra todo planeta que esté cerca; mi cuerpo en posición de despegue, soy más que un cohete.

Me volví un cometa con cola roja, ¿cuál es nuestro destino? Eso es lo de menos… Acá no hay ni tiempo y prejuicios, las cosas sólo suceden y cambian… pero jamás paulatinamente.

Las pupilas se dilatan por la oscuridad, el juego de luces es fantástico pero tedioso, se siente como balazos en el pecho y me mueven la cabeza de un lado a otro.

Estoy mareada pero al menos mi deseo está en mis manos. El calor se pasó a mi vientre y un momento de motivación para esta realización tanto personal como astral se convierte en un viaje en que descubrí la eternidad de las hojas al caer desde la punta de mis pestañas hasta la uña de mis pies. Esa energía que una vez comenzó desde abajo hacia arriba, ahora solo cae en un mar de estrellas, pero no son de su cielo, porque su cielo es mi suelo.