Uno, dos, tres, cuatro gotas de aceite de mar caen sobre su cuerpo.
El hielo cubre el horizonte y el frío eriza la piel,
tonificando cada músculo del cuerpo.
Un levitamiento de alma y caemos en el centro de un bello bosque frondoso,
el frío ya no es tanto, y la tierra del suelo es suave,
perfecta para recostarse en ella.
El sol tira sus rayos que entran vagamente por entre las ramas de la cima de los árboles.
Los colores del cielo parecen un arco iris
y mis manos se vuelven como alas,
dispuestas a flotar por encima de la realidad,
sobrepasar toda creencia
y experimentar prácticamente la perfección del ser,
no importa vida,
no importa muerte,
sólo energías, colores, lo que veo,
lo que siento,
y ni pienso, hablar no es suficiente.
Splash sobre el pasto verde
lleno de flores amarillas,
y me salen hombrecillos por todo lado,
yo les hablo profundamente desde el alma.
Vuelvo a ver y está tendido sobre el suelo,
pero está volando,
y las notas musicales se incrustan en su frente, sus manos.
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