Lejos de la ventana emana el veneno verde
que provoca que las hormigas se retuerzan del dolor.
La lluvia ya ni les sirve de consuelo.
Como siempre, todos ignoran lo sucedido y vuelven a dormir,
pero... ¿y las hormigas que no tienen con quién hacerlo?
Pobres insectos, abusados por el
destino encajonado que las personas
obligaron que tuvieran una muerte trágica y dolorosa,
algo así como el dolor que reciben las plantas al ser comidas
vivas poco a poco, sin poder hacer nada.
¿Qué pasaría si un malabarista del circo quedase encerrado
en el fuego del cielo, ya sea mañana o tarde...?
Su emoción fue tanta que decidió aplicar sus habilidades en el mismo cielo,
aunque se quemara más de la cuenta.
Y nadie le impide nada, ¿qué vamos a hacerle?,
es su vida, y si él decide fusionarse con su propio
arte natural pues, ¡excelente por él!
Porque casi nadie se atreve a hacer eso.
La cosa no es quién se atreve y quién no.
Hay que ver si logramos dejar de criticar y encacillar mentes.
¿Cómo se sentiría una vaca si sabe que su único destino
es la muerte sangrienta bajo cuatro paredes blancas
para ser luego destrozada y hartada por los demás?
Al menos me imagino el momento si esa fuera yo.
Se me tensa el pecho.
Pero tranquilos... sólo son animales cazables y somos depredadores.
Que algo quede claro, no hay que irse a los extremos.
Todos le hacemos siempre daño a la Tierra, y hasta a nosotros mismos.
Ese es el 'problema natural' que siempre ha estado y estará.
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