23 sept 2008

Los amórficos colores

Digamos que se siente algo así como entrar en otra dimensión.
Uno no sabe si siente o si todo es en vano y frío.
De la nada los sentidos se paralizan,
los pensamientos comienzan a correr por la mente,
se siente como la sangre se vuelve más espesa al pasar por las venas/arterias.
De repente se prende una chispa mental.
Uno desea estar en otro lugar,
la mente es mucho más poderosa.
"Si la mente puede, el cuerpo también."
Podemos desaparecer un rato del momento actual,
se cierran los ojos y al volver a abrirlos
pica la cabeza de tanto movimiento de neuronas,
volvemos a ver a nuestro alrededor pero no,
gran error,
esto no es lo que quiero en estos momentos.
Así que me dedico a escaparme un rato del satélite terrestre.
Uno se dedica a leer,
se activa esa sensibilidad en el alma,
se cruzan las ideas y se agudizan los sentidos.
Es como entrar en un sueño hacia otra dimensión,
un "sueño mágico" le llamo yo:
Uno huele el aroma a flores, a escencias, inciensos, perfumes;
uno siente caricias invisibles en la cara o esa energía en la yema de los dedos;
los latidos del corazón no están dentro del tiempo,
pero marcan un beat tan exquisito;
los colores se mezclan en tonalidades viscosas,
dándole un toque psicodélico a las líneas retro, a los círculos y flores que adornan las ropas, el lugar.
La vista no es totalmente nítida puesto que es un sueño pero es mágica,
uno ve cosas "irreales", túneles del tiempo, sirenas danzantes, magos gitanos y
esas varas raras que sólo pertenecen a cuentos de hechizos y fantasías.
La música no suele estar presente, pero cuando lo está...
es un momento memorable.
La mente está en un activo ciclo de ideas y la imaginación vuela más allá de.
Es un Mega-Ride, un viaje entre mundos paralelos.
Es conocer Otra Dimensión.
Y uno se despierta creyendo que está drogado,
sin poder explicar lo antes observado,
sin tener ni una idea de qué fue lo que sucedió ahí.
Y uno descansa y al amanecer...
¡Qué orgasmo!
Es tanta la paz, tanto el agradecimiento de estar vivo,
uno le reza a su Dios, a su energía interna, a la luz del Universo,
a su Madre Naturaleza, uno no sabe ni a qué exactamente le está rezando-agradeciendo,
pero esa conexión espiritual va más allá de lo que las religiones puedan enseñar,
va más allá de las meditaciones grupales,
es un momento personal íntimamente bello.
Belleza es el levantarse,
despertar todo el cuerpo,
sentir cada músculo moverse,
alimentar los pulmones, las células, las mitocondrias
con ese oxígeno mañanero.
Desintoxicarse de toxinas corporales.
Estar ahí porque estamos ahí.
Comer y estar consientes de la alimentación, el sabroso sabor.
Tomar un baño, limpiando impurezas y quitando células muertas, esas malas vibras.
Sólo bostezar, sonreír, respirar y decirse Carpe Diem.


1 comentario:

Anónimo dijo...

si que biem verdad jejede soy de Venezuela